Joaquín Urrutia es apasionado del campo y los caballos. Ya amansó a varios que luego son utilizados para todo tipo de trabajo en la zona.
El chico divide su vida entre la escuela y las actividades rurales. Su mamá es la responsable de cuidar el equilibrio y que no descuide sus obligaciones por la pasión que le despierta el arte de amansar.
Desde muy pequeño, siempre siguiendo los pasos de su papá y su abuelo, realiza tareas como juntar la hacienda, recorrer el campo para verificar que los alambres y las aguadas estén en condiciones y lo que más le gusta es amansar caballos.
Joaquín cuenta que disfruta mucho del trabajo, no le da pereza levantarse temprano en verano o invierno para iniciar las actividades. “Siempre acompañé a mi viejo al campo y desde hace unos años comencé a ayudarlo a amansar caballos, ahora ya amanso yo, siempre acompañado por él”, comentó.
Contó que comenzó con doma tradicional «y ahora estoy trabajando con doma racional, siguiendo a gente entendida como Scarpatti, un referente en Argentina con este tipo de amanse, ya que no se obliga al caballo desde el sometimiento sino desde lograr que te acepte y confíe en uno».
A veces los caballos tienen sus días, como las personas, dice. «Te das cuenta cuando no están de humor o si tienen alguna dolencia, y ahí es cuando tenemos que dejarlos o atenderlos», explicó y agregó convencido con sus 13 años: «no hay animal más noble que el caballo, solo hay que entenderlos».