Hace unos 130 millones de años, durante el periodo Jurásico, el área que ocupa este Monumento Natural presentaba un clima estable de gran humedad. Densos bosques con arboles de porte gigantesco, entre los que merecen destacarse antiguos parientes de los pehuenes o araucarias, se desarrollaban en esta región.
En los inicios del Periodo Cretácico, erupciones volcánicas que coincidieron con el levantamiento de la Cordillera, sepultaron vastas extensiones del territorio patagónico. Muchos de los bosques cubiertos por ceniza fueron sometidos a procesos de petrificación. Posteriormente, el viento y la lluvia dejaron al descubierto grandes sectores de este bosque petrificado, que en algunos casos ha quedado con los troncos en pie.
En la actualidad, se pueden ver los vestigios de aquellos bosques de antaño que se han convertido en un bosque totalmente petrificado gracias al proceso de solidificación.