Que no se eternice en el Poder, “porque el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Lord Acton
Que no censure, que no disponga de la mayoría de los medios de comunicación a su servicio, que no acalle la voz de los opositores, que no redacte listas negras, que no cierre medios. En fin, que se acuerde de aquella frase de Voltaire: “Yo no comparto nada de lo que dices, pero daría mi vida para que lo puedas decir”.
Que sepa conducir sin mandar porque al decir de Plutarco “un ejército de ciervos dirigido por un león es mucho más temible que un ejército de leones mandados por un ciervo”.
Que respete a la democracia, la independencia de poderes, que no presione a los jueces, no haga uso irracional de los DNU. Y que en la puerta de su despacho resalte la frase de don Arturo Illía: “La democracia es el ordenamiento más congruente con la paz, y es en la paz, donde se multiplican los logros del intelecto y las oportunidades de incorporar esos logros a la vida de todos”.
Que dicte leyes que se puedan cumplir porque “Las leyes que atemorizan y no ejecutan vienen a ser como el rey de las ranas que al principio las espantó y con el tiempo le menospreciaron y se subieron sobre él”.
Que no convierta la crítica hacia el adversario su la única metodología de entender la política porque “la crítica convertida en sistema es la negación del conocimiento y de la verdadera estimación de las cosas”.
Que no se auto alabe ni se crea el salvador de la Patria. Que aprenda de Esquilo que hizo solamente poner en su lápida que había luchado en Maratón.
Que no despierte odios y encienda rebeliones porque si “los lobos contagian a la masa, un mal día el rebaño se convierte en horda”. Jüngler
Que no envidie a nadie porque al decir de Quevedo “la envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come”.
Que no sea soberbio porque “más reinos derribó la soberbia que la espada y más príncipes se perdieron por sí mismos que por otros”. Y para su coleto dijo San Martín: “La soberbia es una discapacidad que suele afectar a los pobres infelices mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder”.
Que no persista en sus errores porque “humano es errar, pero sólo los estúpidos perseveran en el error”.
Que diga siempre la verdad y que denuncie la mentira porque “la verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio”. Y según Cervantes “la verdad camina sobre la mentira como el aceite sobre el agua”.
Que procure obrar con justicia porque en un país que no hay justicia es peligroso tener razón, ya que los imbéciles son mayoría”. Quevedo
Que piense en obras y proyectos sustentables y no en asuntos de baja estofa porque “las grandes mentes discuten ideas, las mentes promedio discuten eventos y las mentes pequeñas discuten a las personas”.
Que no agravie desde su investidura a nadie porque “las injurias nunca quedan impunes, y a quienes tienen hoy sujetados pueden verse libre mañana y acecharlos con su venganza”.
Que busque siempre la compañía de las buenas personas porque “si se acerca a los malos, pueden ser confundidos con ellos.
Que sepa honrar la política y que no omita “ni fatiga ni esfuerzo, ni sacrificio, ni responsabilidad que se le confiera porque en un pueblo donde no hay vida política es un pueblo corrompido, en decadencia y víctima de una gran opresión”.
Que recuerde siempre las palabras del Mahatma Gandhi: “los factores que destruyen al ser humano son: la política sin principios, el placer sin compromiso, la riqueza sin trabajo, la sabiduría sin carácter y la oración si caridad”.
Se necesita político que dé el ejemplo: que no mienta, que no robe, que no agravie, que sea humilde, que sea sensible, que no perjudique a su propio pueblo, que tenga respeto por los demás, que no se enoje, que no grite, que no tenga dos caras, que sea coherente, que sea capaz, que piense con mayúscula, que construya la paz y que no se olvide nunca que del lugar de donde salió a ese volverá.
Jorge Castañeda
Escritor – Valcheta